José Ramón Ubieto: «El diagnóstico de TDAH representa a la infancia del siglo XXI»

Hablamos con el psicoanalista José Ramón Ubieto acerca del diagnóstico de TDAH. Miembro de la Escuela Lacaniana y autor de dos libros sobre la materia, «Niñ@s hiper» y «Hablar con el cuerpo», Ubieto analiza un problema en crecimiento y sus conscuencias a largo plazo en el sector más vulnerable de nuestra sociedad: La infancia.

1. ¿Como definiría el TDAH?

Es el falso nombre para referirse a un conjunto heterogéneo de situaciones que se expresan con movilidad, desatención o impulsividad. Nombre porque designa algo muy real que acontece en los cuerpos pero falso porque ningún sujeto puede reducirse a esos signos.

2. ¿Y  la función de “atención”?

La atención es una función relacionada con aspectos neuronales pero cuando no hay signos patológicos neurologicos, la atención tiene que ver con aspectos del psiquis o hui a o relativos al deseo y el goce sobre. Muchos niños con supuesto déficit de atención a tareas escolares, mantienen en cambio una hiperatencion a otros estímulos lúdicos.

3. ¿Podría decirse que la sociedad en la que vivimos es responsable no sólo del sobrediagnóstico de TDAH sino de la banalización del propio término?

Nuestra sociedad es hiperactiva puesto que se organiza en base a la búsqueda permanente de una satisfacción que implica al cuerpo. De allí que el diagnóstico de TDAH “represente” a la infancia del siglo XXI. Más que de una banal inacción habría pues que hablar de una sintonía de la época con el universo TDAH que la habita.

4. ¿Qué papel juega la motivación en un niño que presenta dificultades de concentración?

La motivación, ligada al deseo, juega siempre un papel fundamental y facilita la concentración o fijeza de un sujeto a su realidad psíquica. Todo TDAH tiene siempre esos dos ejes: lo que se Hebe y varía y lo que permanece fijo porque conecta las fantasías psíquicas de un sujeto a su modo de hacer habitual.

5. ¿Qué se puede descubrir mediante la observación directa?

No mucho, ya que las conductas por sí mismas no dicen nada. Hay niños movidos sin ninguna patología, otros con cuadros fónicos y otros con trastornos mentales graves, autistas o psicóticos. Lo que sí dice es la palabra del sujeto y para ello hay que conversar con él.

6. ¿Como “habla  el cuerpo” de un niño con síntomas de hiperactividad? ¿Podría contar algún caso en concreto?

Un niño adoptado no para de tocarlo todo, de moverse por la consulta y de no poder fijarse en las órdenes escolares. Sin embargo, cuando se trata del baile o de la conexión digital, es capaz de regular esa inquietud del cuerpo y establecer un ritmo que lo calma y le permite mantener la actividad. El niños habla con su cuerpo de esa agitación pulsional y al tiempo el busca su solución.

7. En caso de comorbilidad, ¿ qué diagnóstico prevalece y por qué?

Es variable. Lo habitual es que se solapen varios por dificultad del clínico  a decidir de que se trata. Eso ocurre más a menudo cuando se observan los signos y no se toma en cuenta su palabra. El TDAH tiene un alta comorbilidad con trastornos de conducta, autismo, trastorno desafiante,..lo que prueba el poco rigor del constructo TDAH.

8. La tendencia a utilizar los fármacos estimulantes (Adderal, Ritalin) como método para mejorar la competitividad académica y laboral (un riesgo mencionado en su libro) es ya una epidemia en las universidades americanas. ¿Debería preocuparnos que se extendiera en un futuro cercano a otros países y continentes y a otros ámbitos? De ser así ¿considera que una sociedad medicalizada puede revertirse?

Ya se está extendiendo y los datos afirman que va a más. La propia UNICEF ha advertido al gobierno español de ese aumento no justificado. La solución es múltiple y pasa por mayor formación de los profesionLes, concienciación social del fenómeno y otras respuestas educativas y familiares más coherentes.

9. Existen test y aplicaciones online que calculan la posibilidad de que un hijo tenga TDAH en base a una serie de preguntas sobre su comportamiento y hábitos. Las propias escalas que usted menciona en su libro se basan en una metodología similar. Este tipo de herramientas de diagnóstico ¿que impacto tienen en padres y educadores? ¿influyen en el proceso de  “desculpabilización” de los padres?

La culpa de los padres es propia de cualquier madre o padre que quiere lo mejor para sus hijos y teme no conseguirlo. Si la sociedad les pone el listón alto, eso aumenta. La respuesta pasa más bien por ayudarles a conectar con sus propias dificultades como padres y darles el tiempo, propio a cada hijo, para superar los impasses. Un buen padre o madre no es quien tiene todas las respuestas -eso sería un manager_ sino aquel o aquella que son capaces de tolerar el tiempo que su hijo necesita para hacerse mayor.

10. ¿Qué estrategias  alternativas pueden seguir padres y profesores?

En primer lugar coordinarse muy bien con la escuela, acordar un ritmo adecuado, ayudarle en casa con herramientas de apoyo y si esto no sirve, atención clínica y en último momento el fármaco.

11. ¿Cómo responde a las críticas que acusan al psicoanálisis de estigmatizar el TDAH y a los afectados?

No tiene sentido y obedece a ignorancia o mala fe. Para el psicoanálisis, el TDAH es un síntoma de algo que no va bien en el sujeto y en su medio. Eso no se trata buscando culpables sino conversando sobre el real que está en juego y las invenciones que cada uno puede encontrar. Para el psicoanálisis el síntoma no es un problema sino una vía de solución que implica a todos, niños y padres.

12. ¿En qué casos sí es necesario el uso de fármacos estimulantes? ¿Podría poner un ejemplo?

Ese mismo niño del que hablaba requiere una dosis baja que le ayude a regular su angustia y por tanto a mantener una conversación más regular, evitando también el estigma y el rechazo académico y social. La medicación es una ayuda, no una cura.

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